martes, noviembre 03, 2009

La "nueva" medicina


Hablamos mucho de la necesidad de nuevos aires en la medicina. Es lógico y necesario evolucionar en todas las áreas del conocimiento. Las ciencias de la salud lo hacen constantemente. Cambian los paradigmas, cambian los tratamientos. El incluir los procesos neuro-inmunes, el abordar los aspectos psico-sociales, suponen una auténtica revolución a la hora de entender el modelo clásico de salud.

Hasta no hace demasiado, la principal preocupación de la sanidad era la de evitar la muerte. Nuestra calidad de vida ha mejorado considerablemente en un tiempo relativamente reciente. Nuevos tiempos, nuevas fórmulas de envejecer, nuevas formas de morir. Nuestro final es ahora “degenerativo”. Nos desgastamos. Nuestros órganos envejecen con nosotros. Nuestra funciones caducan paulatina y progresivamente. Todo esto es “nuevo”.

Hace no mucho que corríamos tras nuestra “comida”. Estábamos sometidos al medio. Debíamos adaptarnos a él y nuestros esfuerzos fisiológicos se centraban en la supervivencia. No existía la existencia futura. Existía el ahora.

Hemos sometido al medio. Hemos adaptado el entorno a nuestras “necesidades” (lo de necesidades habría que estudiarlo más a fondo...). Hemos cambiado los patrones de enfermedad. Hemos cambiado las causas de muerte. Hemos “evolucionado” (muy entre comillas).

Del mismo modo, hemos cambiado la forma de entender la enfermedad, de percibirla. Ahora somos conscientes que la misma enfermedad no actúa del mismo modo en dos sujetos distintos. Empezamos a incorporar la interacción cuerpo-mente, la relación entra la biología, las emociones y el entorno (bio-psico-social).

Por eso todavía estamos en pañales a la hora de entender muchas “patologías”, porque no todos los profesionales sanitarios hemos integrado en nuestra formación la importancia entre las interacciones de los distintos “planos” del ser con la “enfermedad”.

Seguimos obcecados, muchas veces, en centrarnos en el reconocimiento de síntomas para etiquetar de un determinado modo a un paciente, aplicarle el tratamiento terapéutico X (físico, farmacológico) a la espera de que evolucione correctamente. El problema viene si no lo hace como esperábamos.

Tenemos la posibilidad de habernos equivocado en la elección del tratamiento, tenemos la posibilidad de habernos equivocado en la elección de la etiqueta, pero también tenemos la posibilidad de habernos equivocado en el planteamiento. El paciente es más complejo que un número de signos y síntomas que se repiten de manera más o menos parecida.

Puede que obviemos la complejidad del individuo y sigamos centrados en lo que queremos ver. Puede que estemos dejando de lado aspectos fundamentales implicados con la patología más allá de lo puramente biológico.

Por suerte, la medicina avanza y además de reconocer la necesidad de un nuevo paradigma donde se tenga en cuenta al individuo en toda su plenitud, progresivamente lo vamos implementando en nuestras intervenciones clínicas.

Llevemos la teoría a la práctica y démonos tiempo para integrar las nuevas aportaciones de la neurofisiología al respecto.

1 comentarios:

Blogger Arturo Goicoechea ha dicho...

Excelente entrada. Hay que defender la nueva Medicina en la medida que nos obliga a acercarnos a unos conocimientos necesarios para apordar la peliaguda cuestión de ayudar a un complejo organismo en apuros.

El organismo en lucha o en incertidumbre tiene sus fragilidades, es...humano, está informado por una cultura...humana.

El "primum non nocere" es más oportuno que nunca. Ya no sólo debemos evitar la iatrogenia física sino la cognitivo-conductual. Debemos cuidar las explicaciones y los consejos.

El organismo necesita nuevos tutores.

Este blog es una buen horno para
fundir conocimientos, ignorancias, incertidumbres y propuestas desde tres ámbitos tan apasionantes como el de la neurología, la psicología y la fisioterapia.

Disfrutemos el momento...

6:07 a. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio