Evolución, progreso y cobrar más caro los tratamientos...
La fisioterapia en España esta viviendo un momento de cambio. Como en todos los campos, la llegada de internet ha favorecido el contacto entre profesionales de otros “mundos” y los vuelos baratos han permitido acercar formaciones que hasta la fecha eran prácticamente desconocidas. No voy a publicitar de manera explícita ninguna de ellas puesto que no es el cometido de esta entrada, pero sí aprovechar para reflexionar por el cambio de paradigma que esta sufriendo nuestra profesión, puesto que debería extrapolarse al resto de ramas de la medicina (incluyendo el viejo tronco).
Hasta no hace mucho tiempo, la fisioterapia iba ligada exclusivamente a la aplicación de agentes físicos para el tratamiento de las algias (dolor) del aparato locomotor (siempre centrado en fisioterapia traumatológica-ortopédica que es mi campo de actuación). España vivió influenciada por su vecina Francia el auge de la osteopatía. A partir de ese momento ya comenzó una cierta “disgregación” en el gremio. O te dedicabas a poner corrientes, hacer estiramientos y aplicar movilizaciones per se; o bien estudiabas osteopatía y ejercías una nueva forma de hacer fisioterapia: la terapia manual.
Recientemente han comenzado a ganar peso otras formaciones centradas en el uso de la terapia manual bajo un prisma distinto al que subyace en la osteopatía. Bajo mi humilde punto de vista, estas formaciones se acercan más a la “esencia” de la fisioterapia, puesto que sus principios teóricos son los mismos. No pretendo entrar en una guerra interna sobre qué es mejor, puesto que me parece absurdo. Creo que todos somos fisioterapeutas y eso debe ser lo importante. Del mismo modo que no estoy a favor de etiquetar al paciente, no me gusta etiquetar al profesional.
La gran “novedad” es el acercamiento de la fisioterapia a la ciencia o de la ciencia a la fisioterapia. Las investigaciones que se realizan a la hora de intentar respaldar cierta técnica o maniobra son cada vez más precisas, más serias y por tanto se publican en revistas de gran impacto. Bill Vicenzino ha publicado dos artículos en la revista BMJ con un impacto de 12.827 (2008).
El razonamiento clínico va imponiéndose al “hacer por hacer”. Dolor en el tobillo tras mecanismo de inversión. Aplicamos hielo, ultrasonidos, masaje transverso profundo, ejercicios de propiocepción y pondremos una velita a San Judas Tadeo a ver si hay suerte y el próximo día viene el paciente con menos dolor.
En muy poco tiempo estamos pasando de entender al paciente como un conjunto de sistemas que interactuan entre sí, a comprenderlo como un todo en un abordaje bio-psico-social. Pasamos de analizar los diferentes sistemas en busca de una lesión anatómica, a estudiar el sistema del movimiento. De “curar” a reeducar. De ver al cerebro como un director de orquesta a entender el cerebro como una orquesta.
Vamos convirtiéndonos más en ciencia. Enhorabuena.
1 comentarios:
Creo que es necesaria la autocrítica, soltar lastre, librarse de paradigmas insostenibles o cuestionables como el de las subluxaciones, sobredimensionamiento de la importancia de la buena colocación de las vértebras para que el organismo funciones, estiramientos, collarines, posiciones canónicas para sentarse... y, seguramente muchos más.
A la vez que se suelta lastre hay que incorporar conocimiento desde otras disciplinas.
El momento es apasionante como sucede con las transiciones.
Implicarse en el cambio no es fácil, no tanto por los pacientes como por los compañeros que defienden los modos y modas en vigor.
¡Animo y al toro!
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