jueves, noviembre 19, 2009

Herramientas de control


Creo que es importante ser crítico con uno mismo. Puede ayudarnos a evolucionar como personas y terapeutas. Como no disfruto de una memoria envidiable, siempre voy haciendo anotaciones en un “cuaderno”. Una de las cosas que me “gusta” registrar son los “fracasos terapéuticos”: gente que desiste seguir con el tratamiento (conmigo) porque no mejora y piensan que no hay posibilidades de hacerlo.

He de decir que no tengo demasiados casos guardados, principalmente, porque la gente que abandona el tratamiento no suele avisarte. Deja de venir y punto. Pero claro, mucha gente que mejora, deja de venir y punto, por lo que tampoco se puede llevar un buen control de éxito o fracaso terapéutico.

El caso es que estaba esta mañana repasando el último caso que tengo anotado. Un paciente con un problema de dolor en un hombro. Cuando hace pesas es cuando más le molesta y lleva ya un tiempo preocupado por qué puede estar sucediéndole. Acude a mi (hace un tiempo), le valoro, le trato y mejora. Pero cuando vuelve a hacer la actividad, vuelve a notar dolor. Vuelve y se repite la historia. Le recomiendo “ejercicios” para hacer en casa a modo de progresión del tratamiento. El objetivo es dotarle de herramientas para que pueda seguir con el tratamiento además del rato que esta conmigo.

Mi paciente continua teniendo dolor al hacer pesas, por lo que visita a un colega mío, muy de su confianza, y le cuenta su problema. Mi colega le manda hacer una actividad, previa al gesto doloroso, que evita que padezca dolor mientras hace el ejercicio (una corrección en la postura a nivel cervical). Si no lo hace, duele. De hecho sigue molestando en otras actividades cotidianas, pero al menos no en el gesto que tanto le preocupaba.

Y ahí vamos. ¿Ha solucionado mi colega el problema de mi paciente? En realidad no porque sigue teniendo dolor. ¿Ha quedado satisfecho mi paciente con el “tratamiento” (apenas tuvo tiempo para atenderle, consulta más bien) propuesto por mi colega? Sumamente satisfecho. ¿Por qué? Porque le ha dotado de herramientas de control. ¿Ein?

El problema principal de mi paciente no es tanto que un gesto concreto le origina dolor. El problema, para él es el miedo y la inseguridad que le genera el que en un gesto concreto tenga dolor. ¿Qué me pasa se pregunta? ¿Qué tengo mal? “No lo se, -le responde mi colega- pero ahora sabemos que haciendo esa corrección no te duele”.

Y le da lo mismo que el dolor sea el mismo y tenga la misma intensidad en el resto de actividades de su día a día, porque tiene algo con lo que puede hacerle frente.

El planteamiento del trabajo que le propuse iba orientado a mejorar el patrón de activación de la musculatura escápulo-torácica. Mi objetivo era obtener un gesto no doloroso con cantidad y calidad del movimiento. Pero no le dote de herramientas de control. No le demostré que él era capaz de provocar cambios en su dolor. Error.

Es fundamental dotar al paciente de herramientas de control suficientes, tanto en el plano “físico” (cantidad y calidad de movimiento...) como en el plano “emocional” (control de la situación, descontextualización del gesto doloroso...). Y es todavía más importante comprender que estos dos planos en realidad es uno solo. Que seguimos haciendo una distinción “cuerpo-mente” cuando en realidad todo es lo mismo.

Dotar de control de la situación, de control de la sintomatología, de control del problema. Hacer al paciente no solo partícipe del tratamiento si no convertirle en el protagonista del mismo.

Siento no estar a la altura de las demandas de todos mis pacientes e intento que pase las menos veces posible, pero agradezco este tipo de situaciones para poder aprender de mis errores.

Control. Necesitamos recuperar el control.

9 comentarios:

Blogger todopsicologia ha dicho...

Joer (con perdón), me ha encantado, y me siento mas acompañado en mi andadura. Es lo mismo, lo mismoooooo¡¡¡¡¡.
Y me temo que te/nos seguirá pasando esto, sobre todo cuando olvidamos que el paciente tiene sus propios objetivos, y le importa un bledo los nuestros....
No creo que sea una cuestión de ignoracia, me parece una cuestión de humanidad, es decir, no siempre estamos igual de lúcidos. Por otra parte, el análisis es simple a toro pasado, el problema es que no siempre tenemos toda la información de como han ido las cosas...
Un saludo.

11:31 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Gracias por el comentario Jesús.

Creo que ahí precisamente radicó mi error: "Nuestros objetivos"... ¿para qué acude el paciente a mi consulta? La primera pregunta que yo hago después de "qué es lo que le pasa" es "cual es su objetivo, para qué acude a mi".

Creo que en este caso el problema vino porque posiblemente, en el transcurso del tratamiento no presté demasiada atención a las necesidades de ese paciente. Entendí que mi objetivo era eliminar el problema, que el hombro dejara de doler. Ahora parece que no era lo que más preocupaba a ese paciente concretamente.

Ahora, para mi es algo fundamental el dotar de herramientas de control al paciente. Para ello es sumamente importante la pedagogía, hacerle partícipe del tratamiento y enseñarle cómo "manejar" la situación.

Tienes toda la razón. no siempre disponemos de información suficiente para poder hacer una valoración lo más objetiva posible del resultado de nuestras intervenciones, por eso, ahora, me parece tan importante este asunto de mostrar al paciente cuanto antes "estrategias de control".

Un saludo.

8:40 a. m.  
Blogger iMAM ha dicho...

Acostumbro a preguntar a mis pacientes un "qué pretendes viniendo aquí" (y no sé por qué, a veces les suena como un poco borde, eso me han confesado tiempo después). Antes de que contesten, hago el ejercicio de autocontestarme yo en silencio, y es alucinante descubrir que EN MUCHAS OCASIONES NO COINCIDIMOS(a parte de que hay quien no sabe ni lo que busca, pero eso es otra historia).
Valga decir que a toro pasado... todo es más sencillo, pero entiendo que el problema de tu paciente no era el miedo que le generaba tener dolor en un gesto concreto. Sencillamente te consultó porque no podía hacer ese gesto, que para él era sumamente importante: levantar una pesa (para gustos, colores).
Él no buscaba que le dejaras un hombro "niquelado", se conformaba con levantar una barra con círculos a los extremos.

Soy un enamorado de mis errores y fracasos, en eso coincidimos. Y uno de ellos es ir por ahí queriendo solucionar vidas, pero a veces me doy cuenta de que las vidas suelen ser mucho más sencillas de lo que creo.

Perdón por irrumpir sin saludar. Buenos días a todos.

10:16 a. m.  
Blogger Arturo Goicoechea ha dicho...

Está bien lo de dotar de herramientas de control pero se corre el peligro de potenciar conductas de evitación de dolor, sin fuste biológico. En mi caso, los pacientes consideran que la herramienta de control es el analgésico. Puede que para el paciente sea una herramienta de control a corto plazo, pero nos cargamos el objetivo del medio y largo.

Acostumbro a preguntar a los pacientes también eso de ¿qué espera usted de esta consulta?. Viene a por tabaco o a dejar de fumar?

11:07 a. m.  
Blogger villovi ha dicho...

iMAM: efectivamente muchas veces pecamos de querer solucionar los males del universo ("complejo del buen samaritano") y no actuamos como, a toro pasado como bien dices, deberíamos haberlo hecho.

Coincido también contigo en que las cosas son mucho más sencillas de lo que a veces las hacemos.

Un saludo.

12:34 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Arturo: muy buen apunte. Cuando hablo de estrategias o herramientas de control no hablo de mitigar la sintomatología. Hablo de dotar de "control" y eso suele ser desde un punto de vista más "pedagógico". La idea es que el paciente no se sienta un espectador que acude a mi a que soluciones sus problemas. Es hacerle partícipe del mismo y que vea que él es capaz de producir cambios.

Buenísima la frase sobre el tabaco, no me la quedo que ya te debo muchos derechos de autor...

Por cierto, mientras escribía este comentario me ha llegado tu último libro. El aspecto desde luego es muy bueno (en este echo de menos la dedicatoria...). Ya te contaré.

Un abrazo.

12:41 p. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Hola!

Un pequeño apunte al respecto de preguntar al paciente que espera de nosotros.

Lo encuentro tan lógicamente necesario que, a veces, acabada la consulta, me siento absurdo si no me ha quedado claro si he trabajado para contentar al paciente o a mi mismo. El paciente se va contento, pero ¿se ha llevado los limones que quería o mandarinas que las tengo muy buenas y a buen precio?.
Mis historiales de pacientes están llenos de reseñas que dicen: reevaluar el próximo día objetivos y expectativas del paciente.

También veo fundamental cumplir los requisitos de las 4 preguntas de aquel estudio que creo haber citado alguna vez en mi blog o en comentario por aquí:
El paciente siempre quiere saber:

¿Qué me pasa?
¿Cuánto va a durar?
¿Qué puedo hacer?
¿Qué puedes hacer por mí?

Y nuestro deber es, dentro de nuestras posibilidades, espabilar para resolverlas.
Un saludo!

10:08 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

1:14 p. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Saludos compañero!

¿Y no es esa la grandeza de la atención integral en fisioterapia? me refiero a una buena anamnesis, el planteamineto de objetivos tanto a corto como largo plazo, el tratamiento y el replanteamiento si éste ha funcionado.

¿No creéis que deberíamos tener un protocolo de actuación para que estos "errores" no pasaran? Porque al fin y al cabo los aprendemos a base de experiencia y no con un modelo protocolizado que nos sacara de más de un susto.

Me equivocaré, como otros tantos, pero creo en la atención integral y la grandeza de nuestra profesión.

7:55 p. m.  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio