martes, diciembre 27, 2011

Cosa de enfermos, enfermedades y sanitarios


Me llama la atención que surjan “movimientos” pro-mejora de la atención del paciente. Y me llama la atención sencillamente porque creo que es algo que a día de hoy debería ser completamente innecesario. Sabiendo lo que sabemos, el profesional sanitario debería saber el efecto que produce, las expectativas que genera, las consecuencias que tiene lo que le dice al paciente, cómo se lo dice...

Trabajo en un ámbito de actuación con un marco diferente. En “la privada”, y más en clínicas pequeñas como la mía, somos un “restaurante familiar” y nuestro objetivo es que quien entra se sienta uno más en la mesa. Bajo un prisma profesional, intentamos que cada individuo se sienta ante todo cómodo y respetado, libre y a la vez partícipe. Procuramos que aquello que muchas veces se nos ha echado en cara de que un paciente no es “una rodilla” o “un hombro” sea completamente cierto.

Y es que en el ámbito sanitario una de las cosas más importantes es la empatía, que la RAE define como: “Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro.” Y que sería algo así como “poner en el pellejo del otro”. Y aquí otro punto de conflicto, puesto que el personal sanitario debe “escudarse” y no “entrometerse” en la vida del paciente puesto que de otro modo no sería sano ni objetivo en la toma de decisiones. Es cierto que muchos profesionales son incapaces de tratar a los miembros de su familia y prefieren que lo haga otro de su confianza. El hecho de que cada usuario se convierta en un familiar es algo metafórico (me adelanto a los comentarios), simbólico.

Yo, además de eterno estudiante de fisioterapia, soy “paciente crónico” con una minusvalía (“preciosa” palabra) del 41%. Eso significa que para llegar a un diagnóstico, en este caso “enfermo de Chron”, me han hecho muchas pruebas, he pasado por muchos profesionales diferentes y, durante el transcurso de “mi enfermedad”, me han ingresado casi una docena de veces (cirugía incluida). Y doy gracias por ello. Es fundamental conocer las dos caras de la moneda. Y yo he vivido de primera mano la diferencia sutil de quien te llama por tu nombre, o te saluda con una sonrisa después de estar 14 días asqueado en la cama de un hospital, a quien te pincha sin siquiera hablarte, enciende “los focos” que apuntan hacia la cara mientras duermes a las cuatro de la mañana para tomarte la temperatura.

Es importante conocer qué se siente al otro lado. El miedo, la incertidumbre, la indefensión. Cuando uno es desconocedor de qué le sucede, por qué le sucede, pone todas sus esperanzas en el señor/a con bata a la espera de obtener mejora, de sanar, de volver a la normalidad. Porque cuando uno se siente enfermo no puede hacer vida normal. Lo único que quiere es estar tumbado, tapado y en silencio. El programa enfermedad se activa para que los tejidos sanen y, del mismo modo que el sistema nervioso simpático actúa en el mecanismo de lucha-huída, el parasimpático se activa para dar lugar al reposo necesario para la correcta sanación de los tejidos. Al final es siempre lo mismo. Una amenaza potencial de daño consumado activa las alertas nociceptivas que activan el programa dolor.

Recuerdo a mis 17 años, absoluto desconocedor de qué demonios me sucedía jugando a fútbol en pleno “brote”, haciendo fuerza con el antebrazo para “sujetarme la pancha” y corriendo mientras me quejaba... pero sin dejar de jugar. Años después, en el momento que iba al baño y veía sangre en la taza del water, el mundo se me venía encima. Absoluto bajón. De nuevo enfermo. A pasar por todo otra vez. Entra en juego el factor “cultura”, experiencias aprendidas, mi pasado, los nuevos conocimientos respecto al tema... y entonces la manera de afrontarlo era diferente. Buscaba rápidamente a mi médico para que me medicara y me recetara cama hasta volver a la normalidad.

Me mandaron un tratamiento “de por vida” con inmunosupresores a los 25 años de edad. Una dosis tan baja que apenas hacía efecto según mi doctora, pero cuando intentaban subirla el hígado se sublevaba teniendo que bajarla al mes siguiente. Finalmente, tras una larga charla con mi doctora asumí dejar la medicación puesto que entendía que entre tomar una dosis “de mantenimiento” y no tomar nada tampoco había demasiado diferencia... ¿para qué entonces tener que tomarla?

Arturo en alguna ocasión ha categorizado el colón irritable como un proceso de sensibilización al igual que la migraña o la fibromialgia. Soy un completo desconocedor del tema, pero lo cierto es que “mi enfermedad” tiene muchísimo que ver con lo que él describe. Y con el tiempo he observado errores en los patrones de mi comportamiento que favorecían o facilitaban determinados desencadenantes y viceversa. Hoy puedo decir que me siento un sujeto total y completamente sano, pero que cuando en algún momento puntual siento algún “extraño” en “mi zona intervenida”, me acojono (disculpe el lector la expresión, pero es la que mejor define mi sensación). No trasciende más, pero cuando me cuesta levantarme de la cama por dolor, me hago pequeño y las cosas me cuestan mucho más. Y de nuevo agradezco esa sensación porque a veces se me olvida lo fácil que es “exigir” más esfuerzo a un paciente, enfadarme porque no ha entendido mi mensaje porque no he sabido explicárselo correctamente. Y no. No es solamente eso. Es que un sujeto enfermo no se siente como un sujeto sano, del mismo modo que un sujeto deprimido no se siente como un sujeto sano.

Y es cierto que el hecho de haber asumido ciertos cambios en la manera de interpretar mi afección han mejorado mucho mi calidad de vida. Y que con los avances en neurobiología he podido entender o dar base a muchas de las cosas que llevaba haciendo hace tiempo. Es importante que seamos conscientes que trabajamos con un sector de población muy particular, con gente que esta enferma. Y merecen, de nuevo, nuestro respecto, atención y profesionalidad, con un grado de empatía que nos permita saber cómo actuar y a qué se debe su miedo o su falta de movimiento.

Cuando viene algún estudiante a la clínica lo primero que quieren hacer el “pinchar”. Una de las técnicas posiblemente más atractivas para muchos sea la punción seca. Pues bien, para pinchar uno no debe olvidar la sensación de ser pinchado. Lo mismo con cualquier abordaje. Nosotros necesitamos saber si lo que siente nuestro paciente es o no normal.

Es fundamental empatizar en mayor o menor medida con quien tenemos enfrente para poder entendernos correctamente.

21 comentarios:

Blogger Carlos ha dicho...

Speechless, que dicen los guiris.

/bow

1:30 p. m.  
Blogger di_berti_da ha dicho...

Me quedo, sobre todo, con la última parte: la de que hay que tener en cuenta que la persona enferma no puede hacer las cosas igual que la persona sana.
Es tan obvio que no nos damos cuenta. Pero tan obvio tan obvio, que cuando estudiamos técnicas lo hacemos en sujetos sin discapacidad normalmente (que no minusvalía). Acordaos de cuando estudiábais en la uni las técnicas de Bobbath, por ejemplo, practicando en clase con vuestros compañeros.

volviendo a tu texto, la verdad es que es complicado buscar el punto exacto entre la empatía y la profesonalidad. Siempre hay alguien con quien sobrepasas esa línea de la implicación y con otros te quedas corto, a veces por intentar no pasarte

1:47 p. m.  
Blogger Dr. Raul Ferrer ha dicho...

Un bonito ejemplo desde la primera persona del singular. En cuanto a la última parte sobre los alumnos, es lo primero que les pregunto cuando vienen al centro, te has puesto la micro alguna vez?, o el tens?, o te han quitado algún punto gatillo?.. Tenemos que sentir nosotros para poder explicarle al paciente que es lo que debe sentir, primero por evitar todo lo que se pueda la ansiedad que genera lo desconocido y segundo para que pueda avisarnos en caso de no sentir lo que debería y ajustar el tratamiento.

3:50 p. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Hay poco que añadir a tu entrada. Todos los que tenemos una pequeña clínica privada sabemos de que hablas con eso de "convertir" a cada paciente en un "familiar". Creo que es fundamental entender definitivamente que no tratamos problemas, sino enfermos, y que para el paciente es impagable sentirse arropado y atendido como persona y no como si fuera un número (o un billete) más.

Incluso creo que, profundizando un poco en el tema, y más allá de la base de evidencia a la que debemos aspirar, la mayoría de nosotros habrá percibido una mayor o menor efectividad de determinados tratamientos en función del estado anímico en que nos encontremos (en mi caso como esté cabreado o preocupado de verdad, mejor quedarme en casa); y creo que se debe a que en esos estados prestamos menos atención a la persona y nos dirigimos más al problema. Y con esto de defiendo la "psico-fisioterapia, conste, ni los tratamientos holístico-magufos. Por favor que se me entienda.

PD: Disculpad por posibles errores ortográficos, pero escribo desde el móvil.

12:12 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Todas las reflexiones son interesantes. Tratamos con personas y en concreto con personas que tienen alguna alteración en su bienestar suficiente como para tener que acudir a alguien para intentar "normalizar" su situación.

Nunca debemos perder de vista que nuestro sistema sanitario, por falta de posibilidades, es "frío y fugaz". No se puede prestar al paciente la atención que merece. Somos meras historias con un número que nos idenfitica, pero nada más. No somos ni siquiera en muchas ocasiones "problemas" como dice FisioStacruz o una "cervicalgia" o un "Chron". Somos un número más.

Por suerte y por desgracia he visto a muchos profesionales sanitarios trabajando en primera persona. He "sufrido" a ese que no levanta la vista del teclado del ordenador ni siquiera cuando entras en la consulta, el que dice la primera barbaridad que se le ocurre sin pensar en las consecuencias (a mi con 15 años me dijeron que a consecuencia de mi anemia iba a sufrir un fracaso escolar que no me iba a permitir proseguir con mis estudios, que no iba a poder practicar ningún tipo de deporte...). Acojonante.

He acompañado a pacientes a la visita con el "especialista" y delante de mi han dicho una sarte de tonterias y burradas como, en un paciente que padecía una DSR tipo II a consecuencia de una fractura mal consolidada en el calcaneo por una caída más de tres metros de altura, ante el evidente edema, rubefacción y aumento exhagerado de temperatura, preguntarle al médico que estaba tramitándole el alta para seguir trabajando como frigorista "¿Pero no va a mirarle? ¿Tiene el talón hinchado y caliente?" responderme "¿Tienes termómetros en las manos? No tiene nada".

Por eso, sigo atónito ante movimientos pro-buen trato con el paciente, porque creo que es fundamental que esto sea asi y me parece ridículo que haya gente que no lo haya integrado en su práctica. A mi el "Dr. House" me encanta, del mismo modo que me encanta el personaje de "Lobezno", pero lo cierto es que un borde integral de esas características es el peor profesional sanitario que uno podría echarse a la cara.

3:10 p. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Villovi:

Yo no creo que sea un problema sólo de la saturación de la sanidad pública.
Hace dos años tuve un problema en el aductor mayor y sartorio derecho, y fui a la deriva de un especialista a otro, y sólo uno se dignó a hacerme una exploración más que somera, y porque le dio vergüenza cuando le dije que era fisio.
El problema era serio, pues a última hora ya el estornudar hizo que alguna vez perdiera un poco la conciencia por el dolor.Y todo fue por la privada. Creo que es más problema de profesionales que de estructuras.
Al final, el problema tuve que tratármelo yo mismo como pude, a base de inhibiciones y cambiando el locus de control, como comentábamos en otra entrada. Pienso que a nada que cualquiera de estos profesionales se hubiera preocupado mínimamente por ver más allá de "otro con quejas por cualquier problemilla muscular", aquello se hubiera solucionado mucho antes.
Por eso a mí también me sorprenden, aunque no tanto como a ti, estos movimientos.

12:49 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Yo tengo seguro médico y hace dos años (creo) esquiando sufrí un gesto muy brusco de decoaptación glenohumeral que me provocó un dolor insufrible. Acudí a urgencias y el diagnóstico fue "distensión de la porción corta del bíceps". A los dos meses visita con otro traumatólogo: "tendinitis del hombro" ahí ya me puse serio, le explique los gestos que me provocaban dolor y que no tenían absolutamente nada que ver con la activación muscular, posiciones de rotación externa, decoaptación... y le dije que sospechaba de una lesión del labrum. Me manda RMN sin ganas y no aparece nada asi que diagnóstico "tendinitis de hombro"...

Yo creo que una de las cosas a tener en cuenta es que este tipo de trabajos debería ser vocacional y conozco a unos cuantos amigos del colegio que tenían más nota que el resto de la clase, que se metieron a medicina sin ningún tipo de ganas... y hoy se dedican a ello. Inteligencia emocional -10... #matamecamión

1:44 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

No nos equivoquemos, ser empático no equivale a dar al paciente lo que demanda como cliente.

4:29 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Anónimo:

¿Has sacado esa conclusión de la lectura de la entrada? De ser así o no lo he expresado correctamente o no lo has interpretado debidamente, porque obviamente no tiene nada que ver lo uno con lo otro.

4:49 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

4:49 p. m.  
Blogger Artur ha dicho...

Interesante entrada, si señor. Creo que esto debería ser una máxima en cualquier profesión de la rama sanitaria, pero desgraciadamente creo que la realidad es todo lo contrario.
Hace unos años trabaje en un par de años en fremap, y no os podeis imaginar (o si) la poca empatia y profesionalidad con la que se atiende a las personas.
En mis dos años, estuve en varios centros sustituyendo a diversos fisios y en todos, se me quedaba la cara hecha un poema cuando los propios pacientes me comentaban que por fin alguien que les hacia caso, que no les ponía la maquina y se ponían a leer u otras cosas. Era flipante ver a los médicos cuando hacían sus "pócimas intramusculares" y jugaban a la diana con el culo del paciente, los pobres a veces salían con un mayor cojera de la que habían entrado. He visto a gente que se le ha llegado a romper el manguito tras la cantidad de inflintraciones que se le han puesto, posteriormente operación del tipo cortar y pegar con el resultado de un hombro que no sube mas de 90º. Bueno los ejemplos podrían ser infinitos para explicar que existe una falta de profesionalidad y de autocrítica bestial
Y algunos dicen, pero es que esos lo que quieren es alargar la baja, y bien es cierto que siempre hay un porcentaje de gente que se comporta así pero es minoritario. La mayoría de las veces, con una buena exploracion, saber escuchar al paciente, y un tto personalizado y no de receta se ahorrarian mucha pasta entre pruebas diagnosticas de toda indole, en las operaciones, el tto basura y el tiempo de baja.

Es una lastima pero la realidad es esa

6:28 p. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Gran entrada Villovi, seguimos refiriéndonos a la empatía con el paciente, el trato con él, las premisas que hay que tener para dirigirnos hacia nuestro paciente... Que yo recuerde, todo esto me lo han enseñado en la universidad, han hecho hincapié en ello en asignaturas como psicología, antropología, salud comunitaria... Creo sinceramente que el que no empiece a aplicarlo se debe considerar como mala praxis, las repercusiones como bien dices en la salud del paciente vienen relacionadas directamente con el trato que recibe del profesional. Por tanto, el trato con él ya es un tratamiento, y si éste es malo, debería estar considerado como mala praxis. Tiene su lógica, no? En mi cabeza me sonaba así.

Además, hay una película (Patch Adams, actor Robin Williams) que trata exclusivamente de eso, intentar denunciar el mal trato que recibía el paciente(hablamos antes de 1998), y fíjate que todavía estamos en las mismas... Y ya han pasado más de 14 años.
Así que, a continuar con esa lucha, a ser buen profesional, y, al fin y al cabo, a ser buena persona.

6:52 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Y da para otra entrada pero, ¿Qué criterio se tiene en cuenta a la hora de contratar al fisio?, porque como dices, ves a cada uno... Pero igual en equipos deportivos... No se exactamente el criterio que se sigue...

¿Y la gente que pauta la fisioterapia no es consciente de la realidad clínica del fisioterapeuta? Quiero decir, ¿no han observado que los tratamientos de privada son un poquito distintos que los de la mutua?

6:52 p. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Repito: "ser empático no equivale a dar al paciente lo que demanda como cliente."
Observo como se repiten entre profesionales fisioterapeutas los falsos tópicos que manifiestan los pacientes:
-las infiltraciones son malas.
-las máquinas son malas.
-las terapia manual es buena.
Los tratamientos en la privada son diferentes a los de la pública. Pero ¿cuáles son mejores?

7:37 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Anónimo:

Puestos a repetir, yo repito, ¿has sacado esa conclusión de la lectura de la entrada? De ser así o no lo he expresado correctamente o no lo has interpretado debidamente, porque obviamente no tiene nada que ver lo uno con lo otro.

Creo que nadie aqui plantea lo que has puesto... de hecho no entiendo ninguna de tus conclusiones...

A título personal las infiltraciones son buenas cuando están indicadas, lo mismo que las "máquinas" y la terapia manual... pero no en base a lo que manifiesta el paciente.

Los tratamientos son diferentes no por el fisioterapeuta si no porque en la pública el tratamiento viene preecrito y de ahí no se puede variar prácticamente nada y son tratamientos "estandar"de los que puedes extraer leyendo el "Vademecum de kinesiología" de Xhardez... esa es la sutil diferencia.

12:31 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

La fisioterapia científica tiene sentido porque se utilizan tratamientos estandarizados (no precisamente los del Vademecum). El tratamiento individualizado con criterios individuales no es susceptible de salir del ámbito de la experiencia del profesional. En la pública se hacen muchas barbaridades por despreocupación, exceso de pacientes o mucho tiempo en las listas de espera. En la privada se hacen no menos barbaridades por exceso de celo. El mismo FisioStaCruz que opina en esta entrada sobre magufos oferta en la página web de su clínica método Pold, terapia miofascial y craneo-sacra. Pregunta: alguno de los que opináis en esta entrada ¿habéis trabajado tiempo significativo en algún hospital público u opináis de oídas?
Tú lo has dicho, Vicente: "las infiltraciones son buenas cuando están indicadas, lo mismo que las máquinas y la terapia manual", y eso es lo que ocurre cuando el tratamiento está bien prescrito por otro, incluso bien prescrito por un médico rehabilitador, cosa que puede ocurrir en la públlica, por difícil que resulte creerlo.

1:16 a. m.  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Caballero, tiene usted esto lleno de trolles. Hágaselo mirar, a ver si va a venir Sanidad y le va a cerrar el chiringuito.

Biiicho, biiiicho!

7:01 a. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Por alusiones:

Como puedes ver en mi pagina web pone "en construcción" claramente, porque es una página estandarizada que me ha hecho una empresa y hay que pulirla. Acabo de empezar a utilizar internet y, francamente, me preocupa mucho más atender bien a mis pacientes que tener una página web al día (además de ser padre y todas las cosas personales).
Al menos, yo no me escondo tras el anonimato y puedes bucear buscando referencias sobre mí para que podamos discutir acerca de lo que quieras.
Llevo siete años con la consulta abierta, y cada vez funciona a más ritmo porque resulta que con la experiencia, aprendiendo de gente como Carlos, Villovi, oceano_mar o Samfrado (a pesar de las diferencias que podamos tener), entre otros muchos; uno mejora su capacidad de razonamiento y autocrítica, y percibe que cosas que daba por hecho como verdades no lo son. Uno aprende a pensar por sí mismo, a separar lo que tiene sentido de lo que no, a buscar ensayos clínicos... y un sinfín de cosas, para al final intentar ser lo mejor profesional posible.
En muchas cosas no opino exactamente igual que mis colegas (por suerte, si no sería aburrido), pero mantengo la mente abierta y desde que estoy por aquí me han cambiado muchos conceptos.
Y una de esas diferencias (contigo en concreto, por lo que leo) es que para mí dista mucho el tener ensayos clínicos que demuestran que NO hay efectividad que el que no existan ensayos clínicos en un sentido u otro. Y no hablo en este momento de ninguna técnica concreta.
Tema aparte es la dificultad que, al menos aquí en Andalucía y en la privada, tenemos a la hora realizar investigación, que se hace casi imposible (algún día pediré un post invitado sobre eso).

Un saludo.

11:02 a. m.  
Blogger Artur ha dicho...

Respondiendo al Sr o Sra Anonimo, por mi parte debo decir que en ningún momento se ha hecho alusión a una supuesta mayor validez de un sistema respecto a otro (publico-privado). Ni se ha menospreciado un abordaje terapeutico respecto a otro.
Aquí se ha hablado acerca de capacidad de interactuar entre personas donde una presenta un problema y la otra dispone de conocimientos y medios para mejorar su problema.
Que antes que profesionales sanitarios, somos personas y delante nuestra tenemos otras personas a las cuales hay que escuchar primero y luego proceder como mejor sepamos, independientemente de si trabajamos en un sistema publico, privado o mutualista. Y que si no lo hacemos así, no nos podremos denominar profesionales.
En ningún momento me he opuesto a las infiltraciones ni a la imposición de maquinas si no a la sistemática de su utilización sin criterio clínico alguno.

Añado que sus conclusiones no las veo acordes a los razonamientos vertidos por los compañeros.
Solo me cabe pensar que su comentario es fruto de una incansable sed de trolear por ahí.
De no ser así le animo que nos brinde con salir del anonimato y así podamos dirigirnos a ud por su nombre

3:52 p. m.  
Blogger villovi ha dicho...

Estimado Anónimo y aludidos:

Este humilde espacio que es “mi blog” nace con la intención de enriquecernos gracias a las aportaciones y discusiones que en él se generen fruto o no de las entradas. Hay libertad de opinión y no voy a censurar el libre pensamiento de nadie, pero sí voy a exigir respeto hacia la gente que participa. Lo he dicho en varias entradas, me parece muy poco coherente el no utilizar un “nick”, porque no es necesario si uno o quiere revelar su identidad, pero sí al menos mantener un hilo argumental sabiendo a quién te diriges cuando contestas a alguien. Por tanto, agradeceré que no hagamos comentarios a título personal contra otro participante si antes nosotros damos la cara.

Repito las palabras de arturet. No se de dónde sacas las conclusiones que sacas y no entiendo qué pretendes con tus comentarios, pero no soy partidario de alojar ningún troll en el blog. Si deseas hacer un cambio de actitud, se bienvenido. Si no, voy a empezar, de verdad, a moderar los comentarios.

Un saludo y gracias a todos por hacer que esto crezca.

7:55 p. m.  
Blogger Unknown ha dicho...

Mis disculpas, villovi. Ya sé que no es el sitio para dirimir ninguna rencilla o ataque personal, pero se me calentaron los dedos al ver el comentario anónimo.
Saludos.

9:42 a. m.  

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